viernes, 6 de noviembre de 2015

Inframundo mexica


El mictlan, para nuestro mexico prehispanico, era un lugar donde comenzaba y terminaba la vida una dualidad muy común por las culturas ancestrales, en donde se veneraba con respeto, pues para comenzar la vida tenían que morir. De ahí tanta adoración a la muerte, fuera de eso nuestra cultura es muy rica en creencias aquí un fragmento de la explicación de la vida desde el mictlan proveniente del libro "Los Antiguos Mexicanos”, libro de Miguel León Portilla.


“Y luego fue Quetzalocoatl al Mictlán, se acercó a Mictlantecuhtli y Mictlancíhuatl y en seguida les dijo: vengo en busca de los huesos preciosos que tú guardas, vengo a tomarlos  y le dijo Mictlantecuhtli:


-“Que harás con ellos, Quetzalcoatl?


y una vez más dijo (Quetzalcoatl)


-Los dioses se preocupan porque alguien viva en la tierra.


 Y respondió Mictlantecuhtli:


-Está bien, haz sonar mi caracol y da vuelta cuatro veces alrededor de mi círculo precioso”.


Pero cuando Quetzalcoatl recogió los huesos y se alejó,  tropezó cayendo al suelo, donde se esparcieron los huesos. Cuando finalmente logró salir, los bañó con su sangre, a la vez que los dioses hicieron penitencia, logrando así el nacimiento de los humanos. A lo largo de la concepción azteca se repite el concepto dual de la creación y existencia, pues de los huesos de los muertos, nació la vida, pero a su muerte es allí, al círculo precioso, a donde deben regresar. Al librar todas las batallas, los señores de la muerte liberaban a los muertos de su “tonalli”, el alma, logrando así el descanso anhelado; recibían una grata compensación.  Al caer la tarde, Tonatiuh bajaba a iluminar el Mictlán y todo era paz y calma.





Mictlan o Mitlán, era el nivel inferior de la tierra de los muertos, y se encontraba muy al norte. Los guerreros que morían en el campo de batalla y las mujeres que morían en el parto no iban al Mictlan después de la muerte, estos iban al Ilhuicatl Tonatiuh(Camino del Sol); los "muertos por agua" (ahogados, tocados por un rayo o de hidropesía) iban al Tlalocan y los pequeños muertos antes de nacer regresaban al Chichihuacauhco (Lugar del árbol amamantador).
Para llegar al descanso eterno, se tenia que hacer un duro viaje desde la Tierra a Mictlan, pero les ayuda el guardián del más allá Xólotl (Perro gigante). El Mictlan estaba formado de 9 lugares, 8 tenían retos para los muertos y en el 9 -el más profundo- podían alcanzar el descanso eterno.

Las nueve dimensiones del Mictlan eran:

1.- Apanohuaia o Itzcuintlan: Aquí había un río caudaloso, la única manera de cruzarlo era con ayuda de Xólotl. Si en vida no se había tratado bien a algún perro, el muerto se quedaba en esta dimensión por la eternidad.
2.- Tepectli Monamictlan: Lugar donde los cerros chocan entre si.
3.- Iztepetl: Cerro de navajas, este lugar se encontraba erizado de pedernales.
4.- Izteecayan: Lugar en el que sopla el viento de navajas, este era un sitio con una sierra compuesta de ocho colinas y nevaba copiosamente.
5.- Paniecatacoyan: Lugar donde los cuerpos flotan como banderas; este lugar estaba al pie de la última colina del Izteecayan y ahí empezaba una zona desértica muy fría, compuesta de ocho páramos que había que recorrer.
6.- Timiminaloayan: El lugar donde flechan, aquí se decía era un sendero en cuyos lados manos invisibles enviaban puntiagudas saetas hasta acribillar a los pasantes.
7.- Teocoyocualloa: Lugar donde las fieras se alimentan de los corazones. En este pasaje, una fiera salvaje abría el pecho del difunto para comerle el corazón, ya que sin este órgano, la persona caía en un charco donde era ferozmente perseguida por un caimán.
8.- Izmictlan Apochcalolca: El camino de niebla que enceguece, en este lugar; se tenían que vadear nueve ríos antes de llegar al sitio donde le esperaba su descanso mortal.
9.- Chicunamictlan: Aquí las almas encontraban el descanso anhelado. Era el más profundo de los lugares de los señores de la muerte.
Después de pasar todos estos obstáculos, se llega a la liberación de su tonalli (alma). El viaje póstumo dura cuatro años.

El rey de Mictlan era Mictlantecuhtli, y la reina era Mictecacíhuatl. Entre los demás dioses de Mictlan se encuentran , Acolmiztli, Chalmecacíhualt, Chalmecatl y Acolnahuácatl.


Mictecacihuatl, en náhuatl "Señora de la muerte", tenìa como propósito vigilar los huesos de los muertos. Ella presidía los festivales Aztecas hechos en honor de los muertos (que evolucionaron con la incorporación del cristianismo hasta el Día de Muertos contemporáneo), es conocida como la "Dama de la Muerte", ya que se cree que murió al nacer. 


                                            
Mictlantecuhtli también era llamado Popocatzin, del "popo" humo, por lo tanto era el dios de las sombras. Juntamente con su esposa Mictecacíhuatl, regía el mundo subterráneo o reino de Mictlán. Ejercía su soberanía sobre los "nueve ríos subterráneos" y sobre las almas de los muertos. Se le representa como el esqueleto de un humano con una calavera con muchos dientes. Asociado con las arañas, los murciélagos y los búhos, al ser dibujado se representaba con cabello negro y con ojos estelares o estrellas.

Xólotl era también el dios de fuego y de la mala suerte. Era gemelo de Quetzalcóatl, y la personificación maligna de Venus. Protege al Sol cuando viaja a través del inframundo durante la noche. También llevo adelante al género humano y le entregó el fuego de la sabiduría. En el arte, Xólotl fue representado como un esqueleto, un hombre con cabeza de perro.


El nombre xoloitzcuintle (náhuatl: xólotl-itzcuintli, Perro de Xólotl, Perro monstruoso) hace la referencia a Xólotl porque, históricamente, una de las misiones de este perro debía acompañar a los muertos en su viaje en la eternidad, del mismo modo en que el dios era acompañante del viaje del Sol por el inframundo. A pesar de este lugar prominente en la mitología, la carne del Xoloitzcuintle era gran parte de la dieta de algunos pueblos de Mesoamérica. 


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