a poco han ido dando origen a lo que actualmente se conoce como vampiros. Estas
figuras tenían un factor común, la supervivencia a través de la sangre. También es
frecuente encontrar figuras legendarias, asociadas a pueblos y culturas antiguas, que
hablaban de mujeres vampiro.
Seres seductores y mortíferos capaces de sembrar el miedo y el caos entre los hombres.
Este último caso es el de Lamia un personaje femenino de la mitología griega cuya
historia podría resumir la creación de una primera mujer vampiro (como pasaría con
otras figuras como la de Empusa).
El mito griego sitúa a Lamia como reina de Libia. Una joven atractiva, hija de Poseidón y
Libia, llena de encanto y belleza ante la cual Zeus quedó completamente hipnotizado. Un
día Hera descubrió el amor que su Dios le profería a la joven, lo cual hizo que se enfadara
de manera desorbitada y quisiera vengarse de la hermosa reina. El castigo que la Diosa
tenía preparado para Lamia fue desproporcionadamente cruel, tomó a los hijos de esta y
los mató cruelmente (menos a Escila) delante de la misma para que pudiera ver su agonía
y sufrimiento.
eso Hera decidió convertirla en un monstruo, mientras muchos otros aseguran que fue la
enorme tristeza que sintió ante la muerte de sus hijos la que la terminó transformando enese ser con cuerpo de serpiente y pechos de mujer. Sea como fuere, lo cierto es que Hera
maldijo a la ya destrozada Lamia a no poder cerrar los ojos nunca más, de esta forma
siempre podría ver la imagen marcada a fuego de sus hijos agonizando ante la muerte.
Por otro lado, el amor que Zeus sentía por la joven lo condujo a regalarle el don de poder
arrancarse los ojos y así descansar de sus visiones y luego volvérselos a poner. Aún así, el
dolor de Lamia no era mitigado con estos descansos, poco a poco comenzó a tener
envidia de todas las madres que podían disfrutar de sus hijos vivos. Esta rabia interna fue
la que la condujo a matar a esos niños y beber su sangre. Si bien es cierto que al principio
lo hacía seguramente conducida por el dolor y la rabia, posteriormente disfrutaría con
este acto acostumbrándose a sobrevivir gracias a la sangre de dichos niños.
En su Diccionario, Lempriere opina que Lamia es el modelo para los lamiae —pequeños monstruos africanos cuyos siseos son agradables pero que mataban a los niños— y que éstos son actualmente llamados lémures.
En tiempos históricos las madres solían amenazar a sus hijos traviesos con esta historia. John Keats escribió sobre Lamia en Lamia y otros poemas, que estaba basado en Anatomía de la melancolía de Robert Burton.
Mitología Vasca
En la mitología vasca, las lamias son genios mitológicos a menudo descritos con pies de ave, cola de pescado o garras de algún tipo de ave. Casi siempre femeninos, de una extraordinaria belleza, moran en los ríos y las fuentes, donde acostumbran peinar sus largas cabelleras con codiciados peines de oro. Suelen ser amables y la única forma de enfurecerlas es robarles sus peines. Se dice también en los distintos pueblos que ellas han ayudado a los hombres en la construcción de dólmenes,cromlech y puentes.
A veces se enamoran de los mortales, pero no pueden casarse con ellos, pues no pueden pisar tierra consagrada. En ocasiones tenían hijos con ellos. En otras leyendas son mitad humanos y mitad peces. Otras dicen que no son más que la diosa Mari.
Cuenta una leyenda que una vez una mujer le robó el peine de oro a una lamia y ésta, enfurecida, la trató de maldecir, pero no lo logró puesto que sonó la campana de la iglesia y eso la salvó.
Folclore Búlgaro
En los cuentos e historias populares búlgaras, la lamia es una misteriosa criatura con varias cabezas, que puede hacer crecer una y otra vez si se le cortan. Se alimenta de la sangre de la gente o, más frecuentemente, matando mujeres jóvenes. Este monstruo atormenta a menudo los pueblos y puede ser encontrado en cuevas o en el subsuelo. En algunas historias tiene alas, en otras su respiración es de fuego. La lamia no tiene género pero suele ser considerada femenina.